6/8/10

La Otra Siesta


Era verano otra vez, como ayer. Porque aquí hace verano de Enero a Diciembre y el sol achicharra. Solamente para un muerto podían querer las flores. Y no lo intuí solo por su luto. También su pobreza sin disimulo me decía que, salvo en un muerto, no gastarían los veinte centavos que costaban.
Se subieron al último tren antes del receso de la tarde, y arrastrando una bolsa raída se engarzaron en el vagón de tercera. Yo las miraba queriendo comprender la hazaña. Y digo hazaña porque el último muerto en esos días fue el ladrón del quinto pueblo. Lo encontraron embolsando unas gallinas flacas, dicen; y la horda lo linchó, como es costumbre. Tamaña proeza les espera. Bajaron en la quinta, como pensé. Les rezaré un Padrenuestro para que la siesta les de tiempo. Lástima no recordar el Ave María, porque creo que no les va a alcanzar.

* * *

Basado en "La Siesta del Martes", de Gabriel García Márquez.

2 comentarios:

  1. No leí el cuento sobre el cual te basas. Por el momento solo quiero quedarme con esta sensación de impotencia, de decir "la pucha, ¿en todos lados es igual?". Que se yo... imaginar para quien era la gallina, o donde compraron esas flores, quizas los mocos secos en el triangulito que esta abajo de la ñata y arriba de la boca. Cuantra tristeza que cabe, y cuanto espacio sobra para mas todavía.
    Leer esto es un poco como rezar.
    Besos grandotes desde esta esquina de la provincia.

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  2. Así parece, Nacho. Cada día parece todo más igual, en una igualdad gris y oxidada. La vergüenza y la injusticia que se perpetúan, con el facilismo con el que se cuenta un mal chiste, con la insignificancia de la vida ajena, siempre ajena.
    Toda la tristeza cabe en ese triangulito, que son miles.
    Saludos!

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