Los corderos son leones
y la vigilia es una tortura
y la vigilia es una tortura
sanguínea, un espasmo de luz.
Voy a fenecer en tu ausencia y la injusticia.
Te deseo el horror de las manos vacías,
el asedio de mi cuerpo regado
entre todos los hombres.
Que ya no calmes mi sed,
que el recuerdo grato calumnie mi pasado,
que la muerte sea hermosa con mi falta.
Afuera el hambre ganaba batallas
y yo servía tu mesa por tu bien, que era el mío.
* * *
Es hermoso, Pame. Como de costumbre.
ResponderEliminarBeso
Nacho querido! Gracias, gracias, ¡gracias! A veces es placentero recordar que todos los escritores somos, en el fondo, poetas. Por más que corramos, la poesía siempre está ahi, para advertirnos que no pone condiciones, que está al alcance, que es decible, que es de todos.
ResponderEliminarHay una frase que una vez me dijo un poeta de Bahía Blanca, llamado Daniel Martinez, no le pertenecía a él, pero en una conversación la dijo:
ResponderEliminar"Lo que sobra a una mirada, eso es poesía."
Viene al caso, Pame. Sos dueña de una poética bella.
Salud!