14/12/13

Trampa


Resulta ser la sombra, o eso otro que me hace poner la flojera de los dedos contra los ojos, apretarlos mullidos contra lo mullido de los ojos flojos. Apretarlos y mullirlos de sombra en sombra, de a dudas, de a dedos, de a dolores. Mullido el piso, los pies, las falanges, las uñas que me miro desde una altura que no deja de caer. Cae la altura. Cae a un fondo mullido que no suena al reventar los huesos dispersos en millones, millones, millones de vidrios rotos, de sombras rotas atrapadas, de nuevo, en la base, el revés, el saco mullido, cosido mullido, por todos lados, sin espacio posible para la huida. Algodonosa trampa de comodidad.

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